8/6/09

Crónica de una locura

Era un martes, aproximadamente a las 7 de la mañana.  Estaba en una ciudad desconocida, solo, crudo y desvelado. Yo con mis maletas tocando el timbre del departamento de Ella y con la esperanza de que me contestara, me abriera y me adoptara; aunque fuera por unos días.  Ella era la única persona a la que conocía en esa ciudad, y eso a penas.  Tenia tres días de conocerla (en realidad diez, pero de los diez que tenia solo la había visto en tres).  Me sentí como parte de La Insoportable Levedad del Ser, aunque a diferencia de lo que había pensado cuando lo leí, o todas las veces que había recordado la historia, esta vez no era con Tomas con quien me identificaba, sino con Teresa.  Esta vez era yo el que estaba solo (afortunadamente no estaba enfermo) y el que necesitaba que alguien me abriera las puertas de su vida.

            Todo empezó diez días antes.  En una de esas compulsiones medio locas mi Amigo y Yo decidimos pasar unas vacaciones juntos, y que mejor que ir al otro lado del mundo a echar desmadre.  De la nada nos buscamos un lugar que reunía las pocas cualidades que buscábamos: bueno, bonito y barato; pero eso si, re-lejos.  Después de algunos inconvenientes que tuvimos para iniciar el viaje (pero esa es otra historia), por fin salimos.  Abordamos nuestro avión.  Así es como la conocí, a Ella.  Bueno realmente la vi desde que estábamos en la sala de abordar.  Vestía unos pants azul-grisáceo y una camiseta blanca.  La vi Yo, y todos la vimos.  Era una de esas mujeres a las que uno no puede más que seguirlas con la mirada.  El verla desde un plano anterior, posterior o lateral tenia el mismo efecto.  La vi en la sala de abordar, la vi cuando se formó para subir al avión y la vi cuando se sentó dos filas detrás de nosotros.  Afortunadamente el vuelo iba casi vacío, así que aunque había dos filas entre nosotros y ella, no había nadie alrededor.  Finalmente nosotros nos sentamos en los asientos de ventanilla dos filas delante de Ella.

            Como nuestro viaje era para echar desmadre, porqué no empezar en el avión.  Entre nosotros dos y otro grupo un poco mas numeroso y escandaloso, pero afortunadamente lejano de nosotros, nos terminamos hasta la última gota de alcohol a bordo.  Y puedo testificar que fue hasta la última gota porque las atendentes de vuelo (o como quiera que ahora les gusta que uno les diga, eso sí, con todo respeto) muy accesibles, y seguramente por divertirse un rato, nos dejaron registrar todos los cajones de su cocinetita en busca de cualquier cosa bebible hasta que encontramos las ultimas cervezas, que también se terminaron.

            Mientras consumíamos cervezas, ron, botellitas de licor,… no perdía la oportunidad de voltearla a ver, pero ella aparentemente estaba muy entretenida con su libro.  En una de las tantas ocasiones en que mi amigo tuvo que viajar a la parte posterior del avión a regresarles las cervezas (ya debidamente procesadas) me recorrí dos filas hacia atrás y me senté en el descanzabrazos del lugar del pasillo de la fila donde ella estaba sentada.  La vi, me vio, le sonreí, me sonrió y (entre lo pedo y que no suelo ser muy aventado) antes que yo pudiera decir cualquier cosa fue ella quien me dijo a mi “si quieres puedes sentarte” y claro que quería y claro que me senté. Después el típico hola soy fulanito ¿y tu? Yo soy fulanita. ¿Como estas? Bien ¿y tu? ¿Qué haces en camino al otro lado del mundo? Pues yo ahí vivo, ¿y tu? Yo voy a echar desmadre, deberías acompañarnos y enseñarnos tu otro lado del mundo.  Pues tal vez…

Cuando llego mi Amigo, obviamente me corrí un lugar y quede junto a ella para sentarnos los tres.  Así es como la conocí y así se unió a nuestro desmadre aéreo y así fue que nos ayudo a terminar con el alcohol de abordo, aunque únicamente con un par de cervezas.

Después de unas siete horas de vuelo hicimos escala en un aeropuerto por unos 45 minutos, tiempo perfecto para bajar, encontrar un bar aeropuertil y conseguir otro chupe.  Ella nos acompaño.  Para nuestra grata sorpresa habían refilleado el stock de chupe del avión y así otras cuatro horas.

            Al llegar al otro lado del mundo, donde Ella vivía y trabajaba habíamos compartido aproximadamente unas 11 horas juntos y, para mi, que no se me es muy fácil hacer amigos, y que la gente me desespera muy fácilmente, fue una muy buena experiencia que únicamente aumentó la atracción que Ella tenia sobre mi.  Una vez que nos bajamos del avión Ella había llegado a su destino, pero a nosotros aun nos faltaban otras 3 horas de escala y otras 3 horas de vuelo. La salida era desde otro aeropuerto al otro lado de la ciudad.  Muy caballeroso Yo, y al otro guey que no le quedo de otra, compartimos taxi y la llevamos a su casa (igual no teníamos nada que hacer, había que matar tres horas).

            Finalmente después de cómo 24 horas de viaje llegamos a nuestro hotel.  Continuó el desmadre tres días más, a tres horas de donde la dejamos.  Después regresamos a la ciudad donde la habíamos dejado.  Dos días después la llame y quedamos de vernos.  Fuimos a su departamento, unos chupes y a cenar.  Al otro día, otra vez a su departamento, unos chupes y a un antro.  Bonito antro.  Por múltiples razones  nos separamos (Ella y Yo de mi Amigo).  Todo muy bien, buena música, buen desmadre y buenos arrimones y buenos besos y buenísima jarra.  Después de unas horas, ya tarde, decidimos irnos y Yo, en mi buenísima jarra perdí los boletos para recuperar nuestros abrigos (Ella y Yo).  Después de tenerle que soltar al cabrón del guardarropa una muy buena lana (que ni se cuanto fue por la jarra y el tipo de cambio) salimos. La dejamos en su casa y al hotel.  El domingo nuevamente nos vimos pero ahora desde más temprano.  En teoría íbamos de bar-hopping, pero llegamos al primero, que estaba vacío (DOMINGO), pero como a mi Amigo le gusto la mesera, de 1 chupe por bar acabamos con 16 chupes cada quien. Terminados a punto, puntito del bulto. Ella nuevamente se tomó únicamente dos o tres copas (la neta que capacidad de aguantar  borrachos, le hemos de haber sido muy graciosos porque si no sta cañón).  Después, porque como era domingo nos corrieron temprano, a seguirla a su depa.  Yo, la verdad, al llegar estaba un poco sacado de onda, porque el día anterior después del primer beso no nos separamos en toda la noche, y al segundo día me acercaba y ella me huía.  Con la peda, la frustración y desconcierto no me la estaba pasando muy bien, así que decidimos irnos.  Al despedirnos intenté darle un beso y nada.  Bajamos, pedimos un taxi y nos fuimos.  A pocas cuadras nos detuvimos a comprar cigarros en un minisuper y Yo, con mis pedos y peda, le dije a mi Amigo que se fuera al hotel, que Yo me iba a regresar con Ella.  Y eso hice.  Buena sorpresa me lleve cuando al bajarme del taxi encontré mi cartera completamente vacía.  Pues ahora a tocarle, me contestó- Estas pedo, mejor hablamos mañana. Pero es que no entiendo porque hoy me huyes.  Estás demasiado pedo mejor hablamos mañana, vete a tu hotel.  Bueno esta bien, pero ya no traigo dinero y necesito pagarle al taxi. Esta bien sube.- Y subí, me abrió la puerta y me dio una lana.-Esto debe alcanzarte para pagarle al taxi y regresarte a tu hotel.  Gracias, pero no entiendo, que paso, porque hoy me huyes? Es por tu Amigo.  ¿Qué tiene mi Amigo? Nada, pero si quieres organiza para que salgamos solos.  Bueno mañana nos vemos solos.- Beso, viaje en taxi y a explicarle a mi Amigo que la última noche que íbamos a estar ahí se la iba a pasar solo.  Eso lo hice en la mañana y lo entendió como buen Amigo.

            Al otro día nos despertamos tarde, salimos a caminar y a comer.  Como era el último día y nos esperaba un largo viaje y llevábamos diez días en un estado de ebriedad constante (porque no hay que dejar que nos alcance la cruda) decidimos no tomar más ese día.  Pero maldito alcohol, fue tal el síndrome de abstinencia que nos dio que yo me sentía caminar en las nubes (no sentía las piernas y todo me daba vueltas).  Por la cara de mi Amigo a el le estaba pegando aun peor.  En un momento de desesperación nos volteamos a ver y sin decirnos nada decidimos ir por una chela.  Bendita chela.  Eso si fuimos a un exclusivo y muy famoso hotel de la ciudad (porque estabamos frente a el y desesperados) a tomarnos nuestra chela (del hotel no me acuerdo nada, pero bendita chela).  Ya en mejores condiciones regresamos al hotel, hicimos maletas y salimos a cenar.  Era nuestra última noche en la ciudad y el avión salía a las 6 de la mañana por lo que el taxi iba a pasar por nosotros a las 4:30 horas.  Como era lunes y ella tuvo que ir a trabajar por la tarde, tenia un cocktail con su jefe y no se que más personalidades de su trabajo, quedamos de vernos por la noche. 

            Salimos a cenar al mejor restaurante de la ciudad (ahí había quedado de verme con ella).  El cenó, yo no, porque la esperaba para cenar.  Diez minutos antes de la hora acordad mi Amigo se despidió y yo pase al bar para esperarla.  Llegó la hora acordada, pero Ella no.  Chupe.  Pasaron diez minutos.  Chupe.  Veinte minutos.  Otro chupe.  Le llamo y –Estoy en este desmadre y mi jefe no me deja salir. Te oyes rara, ¿estas peda? Pues un poquito, pero no te preocupes ya veo como le hago y me salgo.- Una hora. Chupe, chupe, chupe, chupe.  Llamada. –Sigo aquí, pero te juro que si te quiero ver, pero no me dejan salir, dame un ratito más.-  Un ratote más.  Chupe, chupe, chupe.  Ya bastante alcoholizado y enojado la llamo otra vez y no contesta.  Un par de chupes más y de regreso al hotel.  Para bajar el enojo y gracias a la tremenda lógica que uno tiene cuando está es ese estado me regrese caminando, o mejor dicho zigzagueando.  Estaba enputadisimo.  Era la primera vez que alguien me dejaba plantado y siendo mi última noche, el hecho de que mande a mi amigo a pasarsela solo el también y que realmente me había gustado esa pinche vieja culera, bueno, me nublaba el enojo.  En mi zigzaguear termine otra vez frente a un teléfono.  Yo sabia que me quedaba solo una moneda para llamar por teléfono.  Decidí que era ya caso perdido tratar de verla, pero bien podía llamarla para mentarle la madre.  Me pare frente al teléfono, tome mi última moneda y le llame.  Me contestó.  Yo mentandole la madre y Ella diciendo que no había podido salir antes (también ya con unas copitas encima).  –Perdón por hacerte esperar, pero aun te quiero ver, ya voy en camino.  Pues ya ni vayas, Yo ya me fui y no tengo ni puta idea de donde estoy.  Pero sabes donde esta mi departamento, ¿nos vemos ahí?-  Repentinamente se me quito el enojo y- Bueno, ahí te veo.-

Llegue a su departamento (no se como) como a la una de la mañana. Me abrió y los dos alcoholisados de la puerta directo a su cuarto, a la cama, fuera casi toda la ropa (que cuerpazo, una cosa impresionante).  –No, no podemos hacer eso, tu ya te vas y yo me quedo aquí, ¿y luego que? Anda, no seas así.  S

Sé que quiero, se nota que quieres, ya estamos grandecitos, pa que nos hacemos pendejos.  No, no.  Si, si.

Total, en el estira y afloja dieron las tres y media de la mañana.  Yo tenía que estar listo para tomar mi taxi a las cuatro y media.  Decidí llamarle a mi Amigo para verificar que ya estuviera despierto y se empezara a preparar para tomar el taxi, y avisarle donde estaba.  Pues le llame diez veces y nunca contesto.  Con el pequeño distractor que tenía entre mis brazos el esperar a que me contestara no era la mejor opción, así que desistí y continuamos con lo mismo.  –No, no podemos, no debemos.  ¿No podemos o no quieres?, pero si se te nota que bien que quieres…- Hasta que me lo dijo.  -Bueno, pero solo si no te vas, si te quedas.  ¿Cómo que no me voy? Si, si te quedas unos días más.  No, no puedo.  ¿No puedes o no quieres?- Como yo tenía que regresar a mis actividades hasta el siguiente lunes.- Esta bien me quedo.- En eso suena el teléfono, ya eran las cuatro.  Y mi amigo, aun pedo, enputado, desesperado –¿Dónde carajos estas? ¿Ya viste que hora es?  Ya viene el taxi.  Si yo se, pero adivina que, me quedo.  Deja mis maletas en la recepción, junto con mi pasaporte y las cosas que dejé en la caja de seguridad y yo luego paso por ellas, ya cambiaré mi vuelo después.  Ni madres pendejo, tu le pusiste la combinación a la caja de seguridad y no la puedo abrir y ahí esta mi pasaporte, y acaba de llegar el taxi.  Pero si cuando la puse te dije la combinación.  Si, pero ya no me acuerdo.  Te la doy otra vez.  No porque como ya intente tres veces y no pude abrir ya se bloqueo y ahora tienes que estar aquí para que la abran, tiene que venir el gerente a abrirla (que esta dormido en su pinche casa) y ya esta aquí el taxi.  Entonces ya voy.-

-Me tengo que ir, este pendejo no pudo abrir la caja de seguridad y ahí están nuestros pasaportes y si no voy ni el se puede ir. Ya no vas a regresar.  Te juro que si regreso.  Ya no vas a regresar.  Espérame tantito.  Ya no vas a regresar.  Te prometo que me apuro y regreso.  Adiós. Ya no vas a regresar.-

Me fui, tome un taxi, llegue justo en el momento en que el gerente, al cual ya habían hecho despertarse e ir al hotel a las cuatro de la mañana abría la caja. Obviamente una recepción muy cordial por mi Amigo.  -¿Dónde chingados andabas?  ¿Estas pendejo o que te pasa?  ¿Cómo chingados que ya no te vas?...  Tu eres el pendejo te estuve llamando toda la pinche noche para avisarte y ni madres que contestas, además estas hasta la madre de pedo.  Es que después de que te deje mejor me fui a chupar y regrese como a las tres, pero tú también estas pedo.- Medio le conté y en cuanto salimos del hotel y ya no nos veía el gerente que era el que realmente estaba enojadísimo, grandes carcajadas y cada quien contó su versión de la noche.

-¿Y ahora que vas a hacer guey?  ¿Vas a regresar con esta vieja?  Si, pero si ya vine hasta aquí, y ya tengo pagado el taxi, mejor me voy al aeropuerto, arreglo lo de mi boleto y me regreso con ella.-  Así hice, fui al aeropuerto, cambié mi boleto para tres días después (era el último vuelo que podía tomar para llegar a trabajar el lunes) y en chinga me regresé.

            Cuando llegué a su departamento no pude evitar y pensar que estaba loco.  Me había quedado para estar con Ella, ya no tenia hotel, ya se estaba regresando mi Amigo.  ¿Si de repente decidía Ella que no era buena idea y ya no me dejaba entrar en su departamento, o si me decía que me regresara a mi hotel? (para entonces ya había gastado casi todos mis ahorros en el viaje)  Toque el timbre y nadie me contestaba, toque nuevamente y después de un rato me contestó aun medio dormida.  Me dejo entrar y ni Ella ni Yo nos creíamos que Yo estaba ahí.  Fue una excelente mañana, no salimos de la cama.  Finalmente como a la una de la tarde me dijo que tenía que ir a trabajar.  Había llamado antes para decir que se sentía mal, pero tenía una junta a la que no podía faltar.  Nos bañamos, nos vestimos y salimos de su departamento.  Me dijo que ella salía como a las siete de la tarde y a esa hora quedamos de vernos en una plaza comercial.  En el momento que me bajé del taxi (ella se siguió a su oficina) me di cuenta de lo que estaba pasando.  Estaba yo solo, sin mis maletas, sin mi pasaporte, sin mi boleto de regreso, con poco dinero y solo con la esperanza de que a las siete Ella regresara por mí.  ¿Y si no regresaba que iba a hacer? sabia donde vivía, pero no podía entrar.  Total, que otra, me fui a pasear.  Comí, visité, pero nunca estuve del todo tranquilo, una vocecita me seguía diciendo que estaba yo loco.  Finalmente dieron las seis.  Me fui a la plaza donde habíamos quedado de vernos.  Compré una botella de vino y me senté a esperar.  Dieron las seis y media, las siete y nada.  A las siete y veinte, cuando ya estaba resignado, llegó por mí. Tomamos un taxi y nos fuimos.  Pedimos comida a domicilio y pasamos otra noche increíble.  Al día siguiente lo mismo, tenía que ir a trabajar.  Esta vez más tarde porque tenía otro evento de su oficina. 

            Salimos como a las tres de su departamento, tomamos un taxi y me dijo -Hoy voy a salir más tarde, yo creo que terminamos como a las diez. (¿y que carajos voy a hacer hasta las diez de la noche? Pensé)  Como voy a salir tarde y no vas a tener nada que hacer te dejo las llaves de mi departamento, para que te regreses al rato y ahí nos vemos.  No las vayas a perder, es mi único juego.-  En ese momento me di cuenta de dos cosas, 1. sí estaba yo loco y 2. Ella estaba aun más loca.  Si yo me sentía inseguro de dejar mis cosas en su departamento, sin tener llaves para entrar, ¿como es que ella me da las únicas llaves para su departamento? Tenía entonces yo siete horas para hacer y deshacer y desaparecer, sin que Ella supiera nunca más de mi.

            Salí a comer, nuevamente a pasear, cuando obscureció regresé al departamento, pedí de cenar, y alrededor de las once regresó.  No pude más que contarle lo que yo había pensado el día anterior cuando deje mis cosas en su departamento y preguntarle en que estaba pensando cuando me dejó las llaves de su departamento. –No creas que siempre hago esto de adoptar extraños en mi departamento, es más, normalmente soy muy cerrada y no dejo entrar fácilmente a la gente a mi vida, pero tu me das confianza.-   

Pasamos otra noche y día increíble.  Afortunadamente ese último día ya no tuvo que ir a trabajar.  Salimos a comer, regresamos y así nos quedamos hasta que llegó mi taxi por mí a las cuatro de la mañana.  Nos despedimos, sin saber si nos volveríamos a ver o si volveríamos a hablar.  No pude hacer más que pensar en ella todo el largo camino a casa.  Regresé un poco triste porque ya no la volvería a ver, pero feliz de haberla conocido y de haber compartido esa experiencia con Ella.  Es este tipo de sorpresas las que le dan sentido a la vida.  De vez en cuando simplemente hay que dejarse llevar.

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